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Una travesía de empoderamiento: la historia de Abril

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Abril, una joven venezolana llegó a Colombia en busca de mejores oportunidades. Su historia de resiliencia y lucha es un ejemplo para niñas y mujeres de su comunidad

Abril es una joven migrante venezolana que logró transformar la adversidad en una oportunidad para cambiar su vida. Hoy tiene 20 años y vive en Colombia, pero su travesía comenzó hace tres años, cuando la crisis en Venezuela la llevó a tomar una decisión que marcó su destino.

A los 17 años, Abril enfrentó una realidad abrumadora. “No teníamos comida, ni siquiera dinero para un pan”, recuerda. En medio de la desesperación, decidió vender su teléfono para costear el pasaje que la llevaría a Colombia. Cruzó la frontera por una trocha, un camino peligroso lleno de incertidumbres, porque, como menor de edad, no podía pasar por los controles migratorios oficiales.

“La trocha estaba llena de personas: madres con bebés en brazos, familias enteras tratando de avanzar a pesar del cansancio y el miedo”, relata. Aunque el tránsito fue difícil, Abril encontró en su determinación la fuerza para seguir adelante. “Mi sueño era ayudar a mi mamá, que no pasara más necesidades. Yo no quería regresar con las manos vacías”, afirma.

Cuando llegó a Colombia, las dificultades no tardaron en aparecer. La persona que debía recibirla no respondió a sus llamados, y Abril quedó sola en un lugar desconocido, sin dinero ni un teléfono para comunicarse. Después de varios intentos, logró contactar a su mamá, quien a su vez buscó a una amiga que le ofreció hospedaje temporal. Sin embargo, esa ayuda venía con condiciones que Abril no estaba dispuesta a aceptar. “Quería que trabajara vendiendo contenido que no era digno. Eso nunca. Yo aprendí a ganarme las cosas con esfuerzo, y así quería seguir”, dice con firmeza.

Determinada a encontrar un camino diferente, Abril salió a buscar trabajo. Con persistencia y paciencia, consiguió empleo como mesera en un restaurante. Allí encontró un respiro, pues al menos tenía asegurados el desayuno y el almuerzo. Aunque sus recursos eran limitados, no perdió la esperanza de mejorar su situación. Con el tiempo, logró ahorrar lo suficiente para abrir un pequeño puesto de empanadas, una muestra de su capacidad emprendedora y de su deseo de salir adelante.

Pero su historia no habla solamente de supervivencia. Abril pudo transformar las adversidades en herramientas de empoderamiento y cambio. Su vida dio un giro importante cuando comenzó a participar en los programas de Fundación PLAN, un espacio donde aprendió a reconocerse como una mujer fuerte y capaz. “Ahí aprendí a poner límites, a decir NO, cuando no quiero. Me di cuenta de que nosotras las mujeres tenemos derecho a tomar nuestras propias decisiones”, comparte.

El impacto de estos aprendizajes no se quedó solo en ella. Abril se convirtió en una lideresa dentro de su comunidad, ayudando a otras mujeres en situaciones similares. Recuerda con cariño cómo recibió a su prima, una adolescente que llegó a Colombia buscando un mejor futuro. “La orienté para que se cuidara, para que tomara decisiones responsables. Le conseguí trabajo como mesera, y verla avanzar me llena de orgullo”, relata. Para Abril, la sororidad es esencial. “Nosotras somos un grupo de mujeres que nos unimos para apoyarnos. Si no nos ayudamos entre nosotras, ¿quién lo hará?”.

Durante su permanencia en Colombia, Abril, ha tenido la ayuda de mujeres como su suegra, quienes han sido gran apoyo para continuar luchando por sus metas

La educación es otro pilar fundamental en la vida de Abril. Aunque no ha podido retomar sus estudios, sueña con convertirse en fisioterapeuta. “La educación es importante porque nos empodera, nos abre puertas y nos hace sentir mejor con nosotras mismas”, afirma. Si bien no ha sido fácil combinar el trabajo con las ganas de aprender, Abril aprovecha cada oportunidad para asistir a talleres y capacitaciones. “Siempre que hay algo nuevo por aprender, yo voy porque sé que ese conocimiento me ayudará a avanzar”.

Gracias a los aprendizajes que obtuvo con el proyecto ELLA de Fundación PLAN Abril también reflexiona sobre los derechos humanos, destacando su carácter universal. Reconoce que muchas veces, como migrante, los derechos básicos como la salud, la educación o el trabajo digno no son garantizados, pero insiste en que es necesario luchar por ellos. “Nosotras tenemos derecho a vivir bien, a recibir atención médica, a ser escuchadas. Es importante conocer nuestros derechos y hacerlos valer”, dice con convicción.

Hoy, Abril destaca por su resiliencia, liderazgo y solidaridad. En su comunidad, participa activamente en redes de apoyo, ayudando a quienes atraviesan dificultades similares a las que ella enfrentó. Gracias a los talleres de Fundación PLAN, ha fortalecido su carácter y su capacidad para expresar lo que siente. “Antes me daba miedo opinar o poner límites. Ahora sé que mi voz importa y que nadie puede pasar por encima de mis decisiones”.

Abril tiene claro que su misión no termina en ella. Su compromiso con la comunidad la ha llevado a organizar actividades para compartir lo aprendido. “Hacemos talleres sobre derechos, empatía y liderazgo. También planeamos actividades deportivas para que las mujeres y sus familias puedan aprender y divertirse al mismo tiempo”, cuenta.

Cuando piensa en el futuro, Abril se imagina en su propia casa, trabajando en algo que la apasione y ayudando a su familia a tener una vida más digna. “Quiero demostrar que sí se puede. Todo es posible si trabajamos juntas y nos apoyamos”, asegura.

Su mensaje para otras jóvenes que enfrentan desafíos similares es poderoso: “Si yo pude, tú también puedes. No tengas miedo de avanzar, de luchar por tus sueños. Somos fuertes, somos únicas, y tenemos el derecho de construir la vida que queremos”.

 La historia de Abril habla de la importancia de reconocerse como sujetas de derecho para poder exigir su cumplimiento, y del impacto positivo que puede tener en sus vidas el apoyo y fortalecimiento de los liderazgos y capacidades de las mujeres en términos económicos y de generación de espacios y lazos comunitarios.

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